Para Ignacio Martínez de Pisón (Zaragoza, 1960), el Zaragoza son recuerdos de Las Gaunas de Logroño y de goles de Felipe Ocampos en La Romareda. Es el desesperado braceo de Seaman en la final de la Recopa contra el Arsenal el 10 de mayo de 1995 y las propiedades terapéuticas del gol de Nayim.
Entre otros asuntos relativos al Real Zaragoza, como las alusiones a los Cinco Magníficos, Martínez de Pisón relata la obtención de la Recopa en el año 1995 por parte del Zaragoza, cuando “Nayim recibió el balón a la altura de la línea central y, casi sin pensárselo, lo lanzó hacia la portería defendida por David Seaman. El balón subió y subió hasta rozar el cielo de París, y luego descendió en busca del único hueco posible entre el desesperado bracear de Seaman y el larguero de su portería. Aquello no fue un gol: aquello fue un milagro”.