Este número de El mundo de los Pirineos lleva parte de sus páginas centrales dedicadas al Circo de Gavarnie, que fue y sigue siendo la cuna del pirineísmo. El circo es grandioso, un paraíso de vértigo, coronado por colosales cumbres asentadas en los murallones. Los nombres del entono son de ensueño: Astazu, Marboré, Gabietos, Monte Perdido, Añisclo… lugares de montaña difíciles de igualar.