Los pleitos civiles del siglo XVIII muestran, mejor que ninguna otra fuente, los modos de vida de los grupos sociales urbanos de una ciudad como Zaragoza. No sólo informan acerca de la filiación o el estatus de los implicados, sino también sobre la forma en que éstos alcanzaron dicho estatus, la composición de sus familias, los problemas de convivencia con el vecindario, el mobiliario casero, sus gustos y sus vicios. Pero sobre todo aportan información sobre las causas de conflicto más frecuentes. Y finalmente revelan cuestiones como la economía sumergida, los fraudes generalizados contra las normas de las corporaciones, la connivencia de los cargos gremiales con algunos de estos fraudes y la miseria generalizada en la que se desarrollaba la vida cotidiana de las clases populares.