Unas acuarelas surgen emotivas entre pinceles desordenados; tizas de colores desparramadas; el aroma subyugante de distintos oleos… todo ello, ayudará a Sara, una joven de dieciséis años, a adentrarse con pinceladas de graciosos trazos en una atmósfera propia, íntima, impresionista. A su vez creará historias llenas de fantasía con su pluma plateada y sus cuadernos de notas, consiguiendo recrear un abanico de personajes; unos de carácter huraño, otros entrañables o alegres, taciturnos, y algunos de carácter siniestro. Son la compañía de Sara, una realidad que surge del inefable surrealismo.