La presencia y el movimiento de la urbe ocultan un entorno de huertas y estepas que le son características y que, a la postre, imponen su dominio en el paisaje comarcal. Esta guía descubre al público los meandros, balsas, ojos, saladas como las de Mediana, apergaminadas estepas de sasos, planas y vales (María de Huerva, El Castellar, Osera de Ebro, Torrecilla de Valmadrid...), pinares como los de Zuera y numerosos sotos, tanto en el Gállego como en el Ebro, donde alcanzan su máxima expresión un tipo de humedales convertidos en punta de lanza del naturalismo aragonés: los galachos.