Poesía: palabra contra la desesperación y el miedo, verbo cuya materialidad adquiere forma en la promesa de su emergenmcia o el la medida de su vacío. Solfea mis curvas (2006), segundo poemario de Mª José Castejón tras Poemas infinitos (1998), plantea algunas de las cuestiones centrales a las que se ha enfrentado la revelación poética a lo largo de su historia, ¿qué vocablo utilizar que de nombre a lo indecible?, ¿cómo otorgar representación y sentido al silencio?, ¿qué rastro o huella dará cuenta de una memoria amenazada por el olvido? Aquí la poesía es –cómo diría Valente- “experiencia abisal”, desafío del lenguaje a la posibilidad de su propia extinción, palabra que al decirse se desdice, palabra que al hacerse se deshace: “Mis entrañas / me ocultan / el talante / de tu misterio”, versos con los que se cierra este libro y que resumen muy bien esa inefabilidad propia de cierta poesía, esa actitud entregada y valiente que consiste en llegar hasta el fondo de un agujero no tanto para convertirlo en problema del poema o tema del enunciado sino para hablar desde ahí, construir un lugar que sea el umbral de toda enunciación, el alumbramiento del don de la palabra.